A Costa da Morte constituye la región costera más occidental de Galicia, que es lo mismo que decir la más occidental de la península ibérica y de la Europa continental, un extenso territorio que comprende una quinta parte de la provincia de A Coruña. Está formado por las comarcas de Bergantiños, Terra de Soneira y Fisterra (antigua Nemancos), así como los ayuntamientos de Mazaricos y Carnota. Su denominación es relativamente reciente y se debe a los numerosos naufragios que se produjeron en este litoral a finales del siglo XIX.
Un territorio definido sobre todo por su extensa costa, configurada por espectaculares acantilados en las zonas más expuestas al mar, ese mar «abalante, inquedo, forte e rexo», en palabras del poeta muxiano López Abente, que alternan con extensos arenales y pequeñas rías. Un singular litoral en el que la naturaleza impone su inmensa fuerza, dando lugar a un patrimonio de extraordinario valor.
Desde la costa, la influencia del mar penetra en las tierras del interior a través de los valles de los ríos Anllóns, Porto, Castro o Xallas. Al lado de estas arterias fluviales es donde se muestra el bosque autóctono mejor conservado. Valles fértiles con sus “doces veigas”, como expresó el bardo Eduardo Pondal.
Estas tierras más occidentales del gran continente euroasiático fueron pobladas desde tiempos inmemoriales, dejando sus moradores numerosos vestigios desde el Neolítico hasta los tiempos actuales.
Los primeros restos que conservamos corresponden a la época megalítica, caracterizada por la construcción de mámoas y dólmenes, con una función funeraria. A continuación, llegará el período castreño, cuya principal singularidad es la construcción de poblados fortificados de forma circular. A lo largo de este territorio existen muchos de estos recintos.
A Costa da Morte tampoco le fue ajena la romanización. Brandomil, Moraime o Tines son emplazamientos donde la presencia romana se muestra con mayor evidencia. De la llegada del cristianismo preservamos una de las primeras inscripciones de la religión católica en Galicia: la estela de Victorinus, encontrada en Tines, datada a finales del siglo IV. En esta región no se fundaron grandes congregaciones religiosas, pero sí hubo pequeños monasterios. De esta presencia religiosa conservamos un notable patrimonio.
En paralelo a estos asentamientos religiosos se irá instalando en el territorio una nobleza laica. Primero la familia de los Traba, y luego otras como los Mariño de Lobeira, Moscoso de Altamira, Bermúdez de Castro, Rioboo o Pardiñas. De su presencia mantenemos magníficos edificios como el castillo de Vimianzo, las torres de O Allo, las torres de Mens o el pazo de Vilardefrancos. La región dispone también de una abundante arquitectura popular en la que los hórreos, cruceros y molinos son los ejemplos más visibles. Rico es también el patrimonio inmaterial, sobre todo las leyendas, vinculadas a elementos naturales, hagiográficos o restos históricos.
La gastronomía supone otro de los grandes atractivos de A Costa da Morte, al disponer esta región de costa y tierras de interior, la materia prima para elaborar los menús resulta más abundante y variada. Del mar se extraen pescados y mariscos de óptima calidad y de la tierra excelentes hortalizas, verduras y carnes, productos, que, elaborados en una cocina que mantiene los sabores originales, dan apetecibles platos.
Lo que pretende esta Guía de A Costa da Morte es descubrir y poner en valor toda esta riqueza patrimonial facilitando el conocimiento de aquellos lugares más emblemáticos del territorio, para que el potencial visitante se acerque a ellos a través de una propuesta de rutas.
El contenido de la publicación se divide en dos grandes apartados: un primero que hace referencia al contexto de esta región litoral, en el que se recoge información sobre el origen del topónimo “Costa da Morte”, aspectos geográficos alusivos al paisaje, clima, vegetación, fauna, población y recursos económicos; y también sobre historia, leyendas y gastronomía.
Y un segundo capítulo, el más extenso, de rutas por toda esta amplia zona costera tanto para realizar en vehículo como a pie. En el primer caso se proponen seis rutas que recorren los 17 ayuntamientos de A Costa da Morte, a través de las que se visitarán todos aquellos lugares de mayor interés natural, paisajístico, histórico o cultural. La mayor parte de ellas tienen un trazado circular con lo cual el viajero podrá incorporarse en cualquier punto del recorrido. Cada una está pensada para realizar durante una jornada y el propio turista tiene la posibilidad de elegir las paradas que mejor se adapten a sus intereses.
Dentro de las rutas a pie, las hay de corto y largo recorrido, unas y otras conducen al caminante a mantener un contacto más próximo e intenso con el territorio, concretamente con aquellos espacios en los que la naturaleza y la historia alcanzan una mayor potencialidad. Se proponen 13 rutas de corto recorrido para dedicarle una jornada a cada una de ellas y dos de larga distancia: O Camiño dos Faros y el camino jacobeo de Fisterra y Muxía, para hacer en varios días.
En resumen, la Guía trata de ofertar una información y un contacto con el territorio de A Costa da Morte desde distintas miradas e intereses, para que el viajero, primero adquiera un conocimiento del espacio geográfico e histórico que va a visitar, y luego, se le ofrecen un abanico de propuestas de visitas para que elija aquellas que mejor se adapten a su disposición de tiempo o expectativas personales. Una información sencilla y útil para que cualquier visitante que escoja este destino turístico se le facilite confeccionar un programa de viaje a su gusto.